Desde el siglo XI al borde del río Avon se alza una de las ciudades portuarias más importantes de Inglaterra: Bristol. A día de hoy se trata de uno de los centros creativos más importantes del Reino Unido y se puede decir que ha sido una de las primeras ciudades europeas que ha sabido capitalizar el vandalismo, convirtiendo el street-art en uno de sus principales atractivos turísticos. Muchos coinciden en apuntar a Bristol como la ciudad natal de Banksy, puesto que las primeras intervenciones que se le conocen fueron en los muros de esta ciudad. Hoy en día el ayuntamiento de Bristol conserva (casi como si de pinturas rupestres se trataran) las pocas piezas de Banksy que quedan en los muros del centro, y trata de protegerlos como buenamente puede de los ataques de otros graffiteros. Lo cierto es que la mayoría de las piezas de Banksy que se pueden ver hoy en Bristol están muy restauradas y, aunque merece la pena verlas, no son lo que lleva a uno a Bristol.
En Bristol se encuentra uno con una permisividad inusitada por parte de las autoridades para el arte callejero. Son gigantes los muros y calles completas comisionados por el propio ayuntamiento a artistas de renombre internacional. Son imponentes las enormérrimas piezas de Aryz, Pixel Pancho o Stik comisionadas en pleno centro, pero entre ellas, en las esquinas, en las señales de tráfico, en cualquier pared mínimamente plana, se encuentra uno una explosión de pegatinas, fotocopias, plantillas, ilustraciones de todos los colores y caracteres verdaderamente fascinantes. Encuentra uno las expresivas plantillas de JPS, toda una serie de collages de D7606 en el que mezcla elementos de Doctor Who (precisamente cuando hice este viaje estaba yo misma inmersa en las aventuras del Doctor) y otros símbolos británicos con estándares de belleza internacionales, o las melancólicas señoritas de C3 dibujadas sobre viejas hojas mecanografiadas.
Bristol no es un lugar para comer bien, y la verdad es que parece una ciudad algo ruidosa y gris para el visitante extranjero. Pero lo cierto es que cada casa, cada esquina y cada ventana forman parte de un intenso estallido de creatividad. Si algún día van a Bristol, no dejen que los grandes murales o los restos de Banksys les impidan ver las piezas más pequeñas que se esconden en las partes de atrás de las calles principales. No encontrarán fotos de las piezas de Banksy en esta colección. Tampoco muchos de los murales más conocidos de la ciudad. Siempre he tenido querencia por lo pequeño y por lo oculto. No obstante, aquí hay algunos enlaces para profundizar en el asunto:
- Bristol Street Art: Detallado catálogo geolocalizado y actualizado de las piezas que uno puede encontrar en Bristol.
- 30 Piezas impresionantes: El típico post de Buzfeed que encuentras en los muros de Facebook de tus amigos un par de veces al mes.
- Street art walking tours: Para que le lleven a uno por las arterias más coloreadas de Bristol. Dura algo más de dos horas y, aunque se dejan cosas, este waking tour le da a uno pistas sobre por dónde seguir buscando street art en la ciudad. Obviamente, hay que saber inglés.
Reconozco, no sin cierta vergüenza, que estas fotos tienen ya año y medio, y que muy probablemente muchas de estas piezas estén ya cubiertas por capas y capas de graffiti. Pero, ¿no es esa la gracia?
También puedes ver estas fotos en mi cuenta de Flickr.