Primer premio del IV Concurso de Fotografía Románico Digital


H3art

Mucha gente se pregunta para qué sirven las asignaturas de libre configuración en la universidad. No sé si en los nuevos planes siguen existiendo, pero en mis tiempos eran asignaturas de otras carreras que te podías coger para completar créditos de la licenciatura. Como siempre tuve sentimientos encontrados hacia la carrera que estudiaba, estas asignaturas eran un soplo de aire fresco que me permitían olvidarme de las integrales y las Ecuaciones de Maxwell por un rato. En tercero de carrera caí, por una curiosa carambola, en un curso sobre Románico en España en la facultad de Historia de la Complutense, y a cada clase que pasaba me picó más fuerte el gusanillo de los capiteles, los tímpanos, las alfas y los omegas, los campanarios llenos de arquillos y las decoraciones geométricas sobre la piedra. Para el final del semestre me había convertido en una apasionada de ese estilo complicado y achaparrado que en el colegio solía quedarse en «lo que viene antes del Gótico». Desde entonces, ver piezas románicas se ha convertido en un motivo para viajar y aprender, asñi como en una fuente de inspiración constante como fotógrafa. Incluso uno de mis tatuajes hace referencia al taqueado jaqués, un recurso decorativo propio del Románico hispánico.

Existen en nuestro país algunas asociaciones dedicadas a la conservación y la divulgación de este estilo artístico, entre las cuales se encuentran la Fundación Santa María la Real y Románico Digital, que ya llevan cuatro años organizando su Concurso de Fotografía Románico Digital. En esta ocasión me animé a mandarles algunas de las imágenes que he capturado en estos años de viajes y gente diciéndome «¿pero de verdad quieres ver una iglesia más?», con la buena fortuna de que una de ellas, «H3art», ha resultado ganadora del primer premio del jurado certamen. Es un hecho que me causa una felicidad inmensa, más allá de ganar una u otra cosa, sino el ver que alguien aprecia una foto que tomé con inmenso cariño durante un viaje que me hizo muy feliz. La imagen es un detalle de uno de los capiteles del Monasterio de San Juan de la Peña en la provincia de Huesca, cerca de Jaca. Un lugar que nadie debería perderse. Fue tomada hace ya tiempo, en el mes de agosto de 2013, con un sol de justicia cayendo a plomo, como si quisiera afilar los perfiles de la piedra. Dicen los miembros del jurado que me conceden el premio «Por su composición; textura y potencia de la imagen». Es una fotografía a la que siempre le he tenido aprecio y a la que vuelvo con frecuencia. Ahora, además, se le suma el inmenso agradecimiento.

Me comentan que en algún momento de las próximas semanas la fotografía formará parte de una exposición en la sede de la Fundación Santa María la Real, en Aguilar de Campoo (provincia de Palencia). Os recomiendo que vayáis a Aguilar y a Palencia, no por ver mi foto, sino porque es una de las regiones más hermosas de España, y encima se come de miedo. Eso sí: abrigaos.

Noticia y nota de prensa.

  • Apertura: ƒ/13
  • Autor: Adriana Martín
  • Cámara: NIKON D7000
  • Fecha: 5 agosto, 2013
  • Longitud focal: 100mm
  • ISO: 100
  • Velocidad: 1/400s
  • Titulo: H3art