Es la sede de una de las universidades más antiguas de Europa y, aunque queda poco de su pasado medieval, las intervenciones victorianas le dan un aire majestuoso y único. Es una de las protagonistas de Retorno a Brideshead, y sale en todas las películas de Harry Potter. Casi todos sus colegios han albergado estudiantes que llegarían a Primer Ministro, salvo el New College, que solo puede presumir de haber contado con Hugh Grant entre sus filas. Al menos él hizo de PM en Love Actually. Las praderas junto al Christ Church vieron a Carroll inventar a Alicia y al Conejo Blanco, y si las paredes de los pubs hablaran, nos contarían las discusiones teológicas que mantenían C.S. Lewis y Tolkien mientras imaginaban sus determinantes mundos de fantasía. Si uno se queda quieto en los bosquecillos que hay junto al río, acabará viendo a Beren y a Luthien cerca de la orilla.
Tal vez porque la cerveza no sabe tan amarga en ningún otro sitio o porque Radiohead no tiene sentido hasta que te pones Paranoid Android paseando por Walton Street bajo la lluvia, he tardado un año en mirar estas fotos. Supongo que son demasiado personales. Recuerdos de un lugar que me cuesta explicar. O flashazos de una vida que nunca llegué a vivir. Si algún día vais a Oxford, acordaos de mi cuando paséis por el canal.
Please could you stop the noise
I’m trying to get some rest
From all the unborn chicken voices in my head
What’s that?
What’s that?
La biblioteca Bodleiana. El gótico británico en su máximo esplendor.
La Cámara de Radcliffe es uno de los lugares más emblemáticos de Oxford. Aparece en todas las postales de la ciudad. Es parte de la biblioteca Bodleiana y se usa para ceremonias importantes de la universidad.
Todo turista ha de subir a la torre de St Mary. Al menos una vez. Oxford es la capital británica con la catedral más pequeña. Solamente la de Carlisle es de unas dimensiones similares. Solo que la Carlisle era inmensa pero el ejército del Bonnie Prince Charlie tiró la mitad.
La ventaja de vivir en una borrasca casi constante es que a veces, durante el atardecer, el sol juguetea con las nubes. Después de sacar esta foto cené un intenso plato de pollo al curry en el mítico White Horse, que está frente a los edificios de la universidad.
Libros antiguos. Piedra. Puertas. Bicicletas.
La luz para los lectores y los colegiales.
Hay pocos edificios medievales que conserven vidrieras coloridas en Inglaterra. La mayoría fueron destruidas durante el giro de la nación a la religión Anglicana. Tuvieron sus motivos. Supongo
Es difícil encontrar un momento en el que el corazón de la universidad no esté lleno de turistas y estudiantes. Pero la lluvia ayuda
Una de las veces que estuve en Oxford coincidió con el aniversario del inicio de la I Guerra Mundial. Todos los monumentos conmemorativos con los nombres de los colegiales caidos en el frente estaban siendo engalanados. Este es el del New College.
Me estaba tomando una botella de vino a morro mientras tomé esta foto. Era un domingo de otoño.
A veces camino por al lado del Támesis hasta más allá de la carretera que rodea la ciudad. Si continuara, no tardaría en llegar a Londres
El camino del Támesis en una mañana de primavera
No sé por qué me gusta tanto este sitio. Siempre pasaba por allí cuando salía a correr
Siempre me he preguntado cómo sería vivir en una de las barcas alargadas del canal. Pero nunca me atreví a alquilar una para mis estancias.
Las presillas finales del canal en Oxford. Inglaterra se llenó de canales al principio de la Revolución Industrial porque eran una buena forma de transportar largas piezas de madera desde las partes boscosas del país hasta los centros industriales. Con la implantación del carbón, a finales de XIX, cayeron en desuso.
En Oxford hay poco street art. Pero alguna cosa graciosa hay
Al otro lado de Port Meadow hay un viejo tronco en el que alguien labró un patrón abstracto. Es bonito y peculiar. Siempre vuelvo por allí para asegurarme de que no se lo ha llevado el agua. La última vez que fui, estaba